El abrazo de las aguas del Guadajoz, río que ha dado forma a este singular cruce de caminos entre Granada y Córdoba, la villa de Castro del Río, territorio que se ha asentado en la campiña desde la prehistoria, (íberos, romanos, árabes, y cristianos), culturas que eligieron estas tierras en las que hoy nos encontramos Castro del Río como su hogar, su medio de vida y sobre todo, un lugar en el que legarnos su arte y su cultura.
Aquí quedaron testigos de nuestra historia, el recinto amurallado, el castillo fortaleza, las iglesias y las casas solariegas…y repartidos en el entorno, restos de otras vidas, de otros momentos que la tierra y el tiempo enterró para que ahora que intentamos reencontrarnos en nuestro pasado, busquemos entre los restos romanos de los silos de Carchena y los íberos de Torreparedones el saber de lo que somos y de lo que fuimos.
Rutas y senderos en la historia que hoy se nos abren invitando al visitante a conocer el amplísimo patrimonio artístico y cultural de Castro del Río, además de ofrecer a los visitantes todos los servicios e información necesarios, para planificar su visita a la Villa, desde dónde comer y pasar una estancia agradable, hasta conocer cada casa y cada rincón de esta villa. Su inmejorable situación geográfica y el bello entorno del barrio histórico de la Villa en el que se enmarca, hacen de Castro del Río un lugar cercano y al mismo tiempo, un lugar donde evadirse disfrutando callejeando, de sus gentes, de su historia o de su amplia agenda cultural.
Pero no todo es pasado en Castro del Río, cuenta con una ferviente actividad cultural, que la convierten en uno de los referentes culturales de la provincia, así la Feria Artesanal, ARS OLEA, año tras año es punto de encuentro de la Artesanía andaluza.
Una villa que albergó las primeras letras del Quijote, mientras Miguel de Cervantes, recaudaba diezmos por estas tierras, una villa abierta a todos, peregrinos en el Camino Mozárabe de Santiago, cada día y cada hora del año, una villa moderna y actual, de ocio, de arte, de turismo y preparada para un futuro prometedor…
La presencia del río Guadajoz, principal arteria fluvial de la Campiña y en cuyo valle medio se sitúa la población de Castro del Río ha actuado como condicionante sobre el poblamiento de estas tierras desde la Prehistoria. Esto lo demuestra los numerosos yacimientos pertenecientes a distintas épocas. No olvidemos que en estas tierras se hizo fuerte César en sus campañas de la Guerra Civil contra los hijos de Pompeyo. La población de Castro del Río se desarrollará durante la época islámica, la construcción del recinto amurallado almohade, al quedar el territorio cordobés en primera línea de frontera en el siglo XIII. En 1240 fue conquistada por Fernando III, será nominado como cabeza del arcedianato de la Campiña, y de ello se tiene constancia desde el año 1255, lo que viene a poner de manifiesto la preponderancia de la localidad en estos primeros años de repoblamiento.
Castro del Río, constituido a principios del siglo XIV por el Castillo fortaleza, la Villa y un arrabal extramuros, se verá condicionado por su situación fronteriza y su ubicación en la zona de penetración desde Córdoba a Granada por el valle del Guadajoz.
El período de auge en la localidad viene marcado por la incorporación de Castro del Río al marquesado de Priego, en 1565, y, por ende, en el siglo XVII, a la Casa de Medinacelli. Queda así sometido a la jurisdicción señorial, situación que se mantiene a lo largo de la Edad Moderna.
El siglo XVIII se va a caracterizar en general por la marcada religiosidad, y prueba de ello será el gran número de edificios de esta índole que se erigen en este momento. En Castro del Río, se construyen la Iglesia de Jesús Nazareno, la iglesia de Santo Domingo de Scala Coeli, y el convento de Nuestra Señora del Carmen, y se levanta el Triunfo de San Rafael. La prosperidad de este momento vendrá marcada por una coyuntura económica determinada a mediados de siglo por un período dorado de la agricultura latifundista.
Cervantes en Castro del Río
Castro del Río acogió al afamado escritor Miguel de Cervantes Saavedra en más de una ocasión, lo que hace de ésta una Villa Cervantina. El autor de ‘El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha’ llegó a la localidad en el año de 1587 por orden de Valdivia, con el objeto de efectuar una buena saca de trigo. Cuenta la historia que, debido a sus truculentas comisiones, en una ocasión fue a dar con sus huesos en la cárcel. Cervantes embargó en Castro del Río 200 fanegas de trigo a un canónigo y 1.489 fanegas y media de trigo al Consejo, justicia y regimiento de la Villa, así como cereales de propiedad eclesiástica.
La ubicación de la cárcel en ese siglo, en el XVI, se encontraba en la ubicación en la que actualmente se emplaza el Consistorio Castreño. Fue precisamente en ese lugar donde, según el prestigioso cervantista Jean Canavaggio, comenzarían a gestarse las primeras páginas de El Quijote, magistral novela que ha llevado el nombre del escritor por todo el mundo durante más de cinco siglos.
Su paso por la localidad y la universalidad de su obra, han hecho que el Centro Cultural de la Villa, inaugurado en 2021, lleve por nombre Teatro Cervantes, ubicado en el popular Barrio de la Villa. Además, una escultura de acero a escala natural de Don Quijote y Sancho Panza preside el talud del Mirador del Llano de la Fuente, anexo a la muralla de Castro del Río.